Este reducto gastronómico en el medio de Buenos Aires es un viaje a la Italia misma. Volvería a Cucina Paradiso una y otra vez, para almorzar, desayunar o tomar el té, o simplemente para disfrutar de un café con una sfogliatella… Con esto quiero simplemente decir que siempre encontraría motivo para volver!
Al traspasar la puerta uno se siente en cualquier
“boliche” de Italia… todo ahí tiene
esencia tana: la música y el menú hablan en italiano al igual que las pizarras
que cuelgan de la pared anunciando menú y otras yerbas y las estanterías al
mejor estilo despensa están repletas de todo tipo de productos italianos.
El menú es corto, compuesto de antipastos, pastas frescas y caseras todas, algún risotto, la infaltable polenta y obviamente unos italianísimos postres.
El lugar es reducido y uno casi-casi que come con el de la
mesa de al lado. Así que no es recomendable para charlas íntimas y en vos baja…
tampoco para salidas románticas. Diría que tiene más onda de cantina que de
restaurante.
A la vista está la cocina abierta al salón y el área de
servicio. Maravillas de la organización o el profesionalismo no lo sé, pero a
pesar de eso no se escuchan ruidos molestos ni uno sale con olor a comida…
Diríamos que comer en Cucina Paradiso es como comer en la cocina de tu casa y con la despensa y las estanterías abiertas para dejar todo a la vista. Hasta la mesa de madera donde se estiran y amasan las pastas está a la vista y siempre cubierta como no podía ser de otra manera, de harina.
Diríamos que comer en Cucina Paradiso es como comer en la cocina de tu casa y con la despensa y las estanterías abiertas para dejar todo a la vista. Hasta la mesa de madera donde se estiran y amasan las pastas está a la vista y siempre cubierta como no podía ser de otra manera, de harina.
Pero para mí hay un detalle que habla de la pasión que hay
en este lugar. La pasión por las cosas bien hechas, la pasión por la profesión
y la cocina. Ese detalle es la presencia amable, encantadora, cautivadora,
simpática y tantos otros adjetivos de Donato de Santis, más conocido como
Donato, su dueño. El mismo Donato de la tele, de Master Chef y sus libros. Digo
el mismo porque no es un personaje inventado. Es su esencia misma. El es así
como se lo puede ver en cualquier lado.
Es el alma del lugar y todo el lugar respira su alma. Uno se
siente bienvenido, amigo de toda la vida o cliente asiduo del lugar así sea la
primera vez que se pisa el lugar.
No toman reservas. Por lo cual conviene llegar temprano
(tipo 12 hs) o más bien tarde tipo 15 hs. O sino armarse de paciencia en la
vereda y esperar que se desocupe una mesa.
Nosotros llegamos 14.30 hs y así y todo nos tocó ser parte
de la lista de espera. Mientras tanto aprovechamos para dar una vuelta por el
mercado de pulgas que está a la vuelta.
Nos sentamos a la mesa ya casi a las 15:30 hs con mucha
hambre y dispuestos a disfrutar de lo que nos esperaba.
El día, frío muy frío, era ideal para comer algo rico con
alma casera que nos alegre el corazón. Y la elección no nos defraudó.
Obviamos la entrada y fuimos directo a los principales:
Ravioli di melanzane e ragusano Ravioles rellenos de berenjena y queso ragusano ahumado con emulsión de manteca de ajos confitados |
Agnolotti di cappa di maiale al pomodoro Pasta rellena de bondiola de cerdo braseada en larga cocción con salsa de tomate |
Polenta bianca con polpettine al sugo Polenta cremosa de maíz blanco con albóndigas de carne de ternera y cerdo en salsa de tomate |
Todo acompañado por un Mariflor Sauvignon Blanc 2011 de Michel Rolland y una rica soda de sifón, de esas que hacen cosquilla de tanta burbuja que tienen. Inolvidable el balde con focaccia.....
Tras un descanso finalmente encontramos un hueco para el
postre. Como no podía ser de otra forma un riquísimo tiramisú que compartimos y
que habíamos reservado una porción al momento de anotarnos en la lista de
espera. Ya nos había pasado en otras oportunidades que cuando llegamos al
postre se había terminado. Y para mí no hay comida italiana sin tiramisú de
postre. Y el tiramisú de Donato no es cualquier tiramisú. Es el verdadero y bien italiano!
Un rico café y una sobremesa que se extendió entre
anécdotas, proyectos y muchas risas terminaron por llenarnos la panza y
alegrarnos el alma en un frío día de invierno,
con una de las mejores compañías que pudiésemos haber tenido para la
ocasión: mi amiga Marcela de Catamarca y anfitriona de este almuerzo.
¡Simplemente gracias por invitarnos a compartir de un almuerzo inolvidable!
CUCINA PARADISO PALERMO
Arévalo 1538
Tel: +54 (11) 4770-9406
Abierto de Lunes a Sábados de 9:00 a 20:00 hs.
No toman reservas
No hay comentarios.
Publicar un comentario
Me encantaría poder leer tus comentarios.....