En tauromaquia, se denomina burladero al lugar en que se refugian los toreros y sus cuadrillas, detrás de las vallas que delimitan el ruedo, para no estar expuestos a las cogidas. Está formado por una serie de tablas ensambladas que dejan un espacio por el cual el torero puede salir y entrar al ruedo fácilmente, espacio que sin embargo es demasiado estrecho para que lo pueda emplear el toro para escapar del ruedo.
A kilómetros de distancia de las españolísimas plazas de
toros, El Burladero es aquí en la porteñísima Buenos Aires, ni más ni menos,
que el restaurante de comida española que a poco menos de 4 cuadras de casa me
llevó casi dos años decidirme a visitar.
Cuestiones de la vida o el destino. Como todo, tenía que
llegar el momento indicado o el comentario justo y oportuno.
Y en este caso fue un poco y un poco.
Unos conocidos, de esos que como a mí les gusta comer, me habían dicho que había que darle una oportunidad. Y el comentario había quedado ahí... dando vueltas.
Unos conocidos, de esos que como a mí les gusta comer, me habían dicho que había que darle una oportunidad. Y el comentario había quedado ahí... dando vueltas.
El empujón final llegó de la mano del Vicecónsul
de España en Argentina quien, charla y anécdotas de por medio, nos dijo que era
la mejor opción de comida española en la ciudad después de "La Cueva del Santo" propiedad, orgullo aparte como se imaginarán, de mi amiga del alma "la Fraguas".
Entonces, no quedaban excusas. Fue así que encontramos el momento ideal.
Sábado de mediodía. Pocas ganas de cocinar y muchas, muchísimas ganas de comer
rico!
Llamamos. Reservamos mesa y llegamos para el segundo turno,
dispuestos a disfrutar de la comida, sin prisa pero sin pausa. Dispuestos a viajar, al menos con los sentidos, a la querida España.
Desde la calle es poco lo que se puede ver de este lugar. Ventanas
por allá arriba le dan un halo de misterio y cierta exclusividad.
Pero arrancamos bien.
Nos recibió el maitre. Atento. Cordial. Elgante pero en la medida justa. Nada de almidones ni elegancia estudiada. Eso queda para otros.
Enseguida y en perfecta sintonía llegó a la mesa una canasta
de grisines, pancitos y galletas marineras a lo que se sumaban unas riquísimas
aceitunas para “ir picando”. Maceradas con ralladura de naranja y limón, aceite de oliva y un dejo de
tomillo son irresistibles!
Mención aparte merece Guillermo Torres, como se presentó en cuanto nos acomodamos, el camarero que nos tocó en suerte!
Si van no dejen de preguntar por él. Persona con historia, alegre. Supo ser boxeador. Hijos varios. Mozo
de los de antes si se puede decir: peinado a la gomina, camisa blanca y
pantalón negro y obviamente el infaltable moñito ajustando la camisa.
En su haber hay saber, pasión y vocación de servicio. No faltó vino ni conversación alegre y divertida entre anécdota y anécdota y plato y plato!
En su haber hay saber, pasión y vocación de servicio. No faltó vino ni conversación alegre y divertida entre anécdota y anécdota y plato y plato!
Para seguir abriendo el apetito, aparecieron un gazpacho de tomate, riquísimo como pocos, y sendos chupitos de cerveza y sidra, invitación de la casa.
Optamos por el menú de mediodía, de tres pasos
acompañado por vino Reserva Malbec 2014 de Bodega Familia Gascón.
De todas las opciones de entrada dijimos sí rotundo a:
- Croquetas de calamar con su tinta y alioli
- Patatas bravas (casi bravísimas!)
Avanzamos con el menú. Y como principal, sugerencia de Guillermo mediante, optamos por:
- Rabo de buey en salsa de vino tinto con puré de papas
- Zarzuela de mariscos y pescados
A estas alturas me faltaba el aire... a mí que si de comida se trata todo vale.
Pedí pido. Me levanté de la mesa. Pispié un poco más de los detalles de este lugar. Saqué algunas fotos.
Pedí pido. Me levanté de la mesa. Pispié un poco más de los detalles de este lugar. Saqué algunas fotos.
España! Mucha España por todos lados me dije! Mucho nacionalismo en
sus paredes.
Equilibrio justo entre la tradición española y un toque de
modernidad. Ambiente relajado pero elegante. De mesón aggiornado.
Solo faltaban españoles sentados a sus mesas, con sus voces estridentes y ese tono que a nosotros, los argentinos, nos encanta y podríamos haber dicho que estábamos en la Península.
Solo faltaban españoles sentados a sus mesas, con sus voces estridentes y ese tono que a nosotros, los argentinos, nos encanta y podríamos haber dicho que estábamos en la Península.
Obviamente una buena barra. Como Dios manda! Sino de que España hablamos? Ideal, como nos gusta a nosotros, para acodarse y disfrutar, pidiendo esto y aquello!
Mesas altas en un sector y otras más elegantonas, con cuidado esmero, hacia el fondo. Ambiente fresco, liviano, con mucha
luz natural.
Volví a la mesa para el postre: españolísimos, de esos que harían emocionar a mi madre:
- Crema catalana
- Natilla con frutos rojos
Ya no había lugar para un café pero la cuenta, que como
siempre hay que pagar, llegó acompañada por un riquísimo lemoncello.
Se había hecho tarde y ya casi que el almuerzo se nos
juntaba con la hora del té cuando todo terminó.
Guillermo ya no estaba. Le dejamos saludos, como corresponde obviamente, y partimos.
Excelente ambiente, excelente comida de esa para cucharear y compartir, amable y cálida atención. Simplemente: muy bien 10 felicitado!
Guillermo ya no estaba. Le dejamos saludos, como corresponde obviamente, y partimos.
Excelente ambiente, excelente comida de esa para cucharear y compartir, amable y cálida atención. Simplemente: muy bien 10 felicitado!
Viva España!
y Olé!
y Olé!
El Burladero
Pte. J. E. Uriburu 1488. CABA
Tel: 4806-9247
Martes a Sábados: 12:00 a 15:30 y 20:30 a 00:00 hsDomingos y Lunes: 12:00 a 15:30 hs
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